domingo, 2 de abril de 2017

¿Por qué no querer a un o una ex?

Por alguna razón, hay temas que se vuelven recurrentes en algunos momentos. Tal vez porque necesitamos aprender de ellos, o simplemente porque nuestra mirada puede llegar a ser importante. Uno de estos temas en mi vida es la pregunta ¿Cómo haces para llevarte bien con tu ex? O ¿Tú te llevas bien con la esposa de tu ex?

La verdad SI, y para mí la pregunta que devuelvo es ¿Y por qué no?

Cuando hay claridad en el fin de una relación pero hay hijos, siempre he creído que lo mejor para todos, y en especial para los hijos, es tener una relación sana. Si los papás están bien, los hijos también lo van a estar, pienso yo.  

En mi caso tuve la fortuna de que el papá de mi hijo encontró a una mujer que no solo es su perfecto complemento, sino que tiene absolutamente claro que entre él y yo hay un hijo, y que pelear con eso además de absurdo (pues lo conoció con hijo y ex) es poco estratégico.

De manera jocosa siempre he dicho cuando me hacen esas preguntas que quiero más a Vianette que a Juan Gonzalo, y no se trata de a quién quiera más, sino de agradecer porque a la vida de mi hijo llegue una mujer que no solo lo respeta, lo quiere y lo ha apoyado desde que lo conoció. Una mujer tan clara en su relación que acepta con cariño que yo hable con su marido temas de padres, e incluso profesionales. ¿No es bueno eso para todos?

La convivencia es uno de los temas más complejos del ser humano, pero cuando tenemos clara la confianza y el respeto, hasta recibir a dormir en la propia casa al ex con su pareja, porque el hijo quiere compartir con ellos su nueva casa, es una delicia. Y es que eso pasó cuando comencé a vivir en el campo. Y me encantó que mi hijo supiera que esta casa es tan suya como de quien él quiere.

Sé que eso no es fácil para todo el mundo y eso también hay que entenderlo, y creo que tiene que ver mucho con temas de inseguridad, respeto, ego, confianza, en fin, depende de cada quién, pero con seguridad hay vacíos que debemos aprender a reconocer para saber manejar, tanto en nosotros, como en el otro. Pero insisto, ¿No es mejor saber que la mujer de tu ex apoya a tu hijo a generar una competencia que nos afecte a todos? Porque es lo que ocurre en muchos casos, tanto la mamá o el papá del hijo que genera una guerra con su expareja poniendo al menor en la mitad, o la nueva pareja que comienza a competir con los menores por un amor que no se puede comparar.

Hoy cuento con una pareja que tuvo una larga relación en el pasado y de la cual hay dos hijos. A ellos los quiero de tiempo atrás, desde mucho antes de que sus padres terminaran la relación y de imaginarme que fuéramos a tener algo con su papá, y creo que hoy eso no tiene por qué cambiar. Por el contrario, ojalá esté en mis manos poderles apoyar cuando me necesiten, y ojalá me vean como alguien que apoya al hombre que les dio la vida y que jamás se los va a quitar, todo lo contrario. Son parte de la vida de mi pareja, son gran parte del corazón y alma de mi pareja, ¿cómo no quererlos? O como mínimo cómo no respetarlos para quienes tengan parejas con hijos a quienes no han aprendido a amar.

Es más, como no querer y respetar a su expareja. Qué importa si nos quiere o no, si nos conoce o no, si nos entiende o no. La mamá de los hijos de nuestras parejas son personas a las que debemos agradecer. No importa la historia particular de cada relación, no solo llegaron primero que nosotras, llegaron a aportar en algo o en mucho a que el hombre que amamos hoy sea quién es hoy. No tenemos que volvernos las mejores amigas de las ex o de las nuevas de nuestros ex.  Con el respeto y cariño por lo que puedan significar en la vida de los hijos e incluso de ellos mismos, es más que suficiente para que TODOS seamos felices.

Cada historia es diferente, cada experiencia es diferente, cada sentimiento es diferente, cada expectativa es diferente. Pero el respeto y la claridad de lo que hoy estamos viviendo, vale la pena. Nada es eterno, y cada uno puede contribuir a que el día de hoy sea bello.


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